Poner límites no es un problema, es un acto de respeto hacia ti mismo

A menudo asumimos un papel en nuestras relaciones, una especie de guion escrito por otros, que seguimos aunque nos desgaste, aunque no nos represente. Y cuando decidimos romperlo y poner un límite, aparece la culpa, como si hubiéramos cometido un error.

Esta frase lo dice con claridad:

“Cuando ya no permites que te falten al respeto, comienzan a llamarte problemático.”

Poner límites no es un acto de egoísmo, es un acto de cuidado hacia ti mismo. No se trata de alejarse de todos ni de vivir a la defensiva, sino de recordar que tu dignidad no puede negociarse. Quien te valora, entiende tus límites. Quien no lo hace, quizá nunca estuvo realmente contigo.

Y ahora, antes de seguir, piensa:
¿Cuántas veces has sentido culpa por poner un límite que en realidad te estaba protegiendo?

Escribirlo puede ayudarte a verlo con más claridad. El papel no juzga, solo sostiene lo que necesitas decir, aunque no lo compartas con nadie. Y a veces, basta con dejarlo escrito para comprender que cuidarte nunca será un error.

Escríbelo si lo necesitas. Guárdalo si lo sientes. Compártelo si lo deseas. No para justificarte ante otros, sino para recordarte a ti mismo que respetarte es el primer paso para caminar con calma.


Un regalo para ti

También puede interesarte

Deja una respuesta