No puedes crear una nueva vida con las emociones que pertenecen a otra etapa.

Si sigues reaccionando con los mismos miedos, con la misma rabia o con la tristeza antigua, lo que haces no es avanzar: es repetir. Repites conversaciones en tu mente. Reaccionas como entonces. Te proteges como si aún estuvieras en peligro.

Y así, aunque todo fuera distinto fuera, dentro sigue siendo ayer.

La transformación no empieza con un cambio externo.
Empieza cuando eliges no darle el mismo lugar en tu vida a lo que ya no te representa.

La frase que puede sostener esta reflexión es:

“No es el pasado lo que duele, sino cómo lo sigues sosteniendo.”

Piensa un momento:

¿Qué emoción sigues reviviendo que ya no refleja quién eres hoy?

Tal vez el miedo que un día fue necesario, pero que hoy solo te encierra. O la rabia que en su momento te protegió, pero que ahora te aleja. Tal vez la culpa, el rencor, o la necesidad de demostrar algo a alguien que ya no está.

Puedes escribir en tu diario sobre una emoción que sientes que pertenece a otra versión de ti. ¿Por qué sigue contigo? ¿Qué parte de ti aún la necesita? ¿Qué cambiaría si la dejaras marchar?

No es dejar de sentir de golpe. Es aprender a soltar poco a poco lo que ya no te acompaña en el camino que eliges hoy.