En la vida muchas veces nos detenemos frente a una decisión no porque sea imposible, sino porque el miedo al fracaso nos paraliza. Pensamos en lo que podría salir mal, en la vergüenza de equivocarnos, en las miradas ajenas. Sin embargo, lo que más pesa con el paso de los años no son los errores, sino aquello que nunca nos atrevimos a intentar.
George Clooney lo expresó con claridad: el éxito no enseña tanto como el fracaso. Porque fallar deja aprendizajes, mientras que no intentarlo solo nos deja vacío.
La frase central de esta reflexión lo resume así:
“Lo que verdaderamente duele no es caer, sino jamás haberse atrevido.”
Imagina a alguien que siempre soñó con aprender a tocar un instrumento, pero nunca lo hizo por miedo a no tener talento. Al llegar a la vejez, no sentirá dolor por las notas desafinadas que pudo haber tocado, sino por el silencio de no haberse permitido descubrirlo.
Piensa un momento:
¿Qué cosa evitas hacer por miedo, que al mirar atrás podrías lamentar no haber intentado?
Puede ser un proyecto que postergas, una conversación que callas o incluso un viaje que siempre dejas para después. Escribir sobre ello en tu diario puede ayudarte a reconocer si el obstáculo es real o solo está en tu mente, y darte el valor de dar el primer paso.
Puedes compartir tu reflexión en los comentarios o guardarla en tu cuaderno personal. No importa tanto lo que escribes, sino lo que descubres mientras lo haces.
