En la vida muchas veces pensamos que lo difícil es enfrentar el miedo. Pero en realidad, lo que más nos cuesta no siempre es el miedo, sino el apego a lo que ya deberíamos soltar. Nos aferramos a relaciones, costumbres o proyectos que alguna vez nos dieron seguridad, aunque hoy ya no nos permitan crecer.
La ley del desapego nos recuerda que aferrarse puede dar una sensación de estabilidad, pero también puede convertirse en una jaula. Soltar no es abandonar ni rendirse: es recuperar la libertad de elegir, vivir el presente y aceptar que tanto la alegría como la pérdida forman parte del camino.
La frase central de esta reflexión lo expresa así:
“Soltar no es perder, es volver a elegir desde la libertad.”
Imagina a alguien que guarda durante años objetos de una relación pasada. Piensa que en ellos está el recuerdo de lo que vivió, pero en realidad lo que conserva es el peso de lo que ya terminó. El día que decide dejar ir esas pertenencias, no borra su historia: abre espacio en su vida para nuevas experiencias, relaciones y aprendizajes.
Piensa un momento:
¿Qué cosa sigues sosteniendo por costumbre, aunque sabes que ya no te deja avanzar?
Puede ser un hábito que te desgasta, un trabajo que ya no te motiva o incluso un pensamiento que te limita. La respuesta no siempre llega rápido, pero escribir sobre ello en tu diario puede ayudarte a reconocer qué merece tu energía y qué es momento de soltar.
Puedes compartir tu reflexión en los comentarios o guardarla en tu cuaderno personal. No se trata de lo que escribes, sino de lo que descubres mientras lo haces.
