En la vida hay ritmos, lugares y vínculos que mantenemos porque un día tuvieron sentido, pero hoy ya no lo tienen. No hace falta cambiarlos de inmediato, basta con mirarlos de frente y reconocerlos. Ese simple acto abre espacio para el cambio.
Esta frase lo resume con claridad:
“Lo más duro no es cambiar, es reconocer lo que ya no eliges por amor.”
Y ahora, antes de seguir, piensa:
¿Qué sigues manteniendo en tu vida más por costumbre que por amor?
Un ejemplo sencillo: alguien que seguía quedando con un grupo de amigos con los que ya no compartía nada en común. Lo hacía porque era lo de siempre, pero salía de esos encuentros con más cansancio que alegría. Solo cuando se permitió reconocerlo, entendió que podía elegir nuevas formas de compartir su tiempo.
Escribir algo así en tu diario puede ayudarte a identificar qué cosas sostienes por inercia y cuáles realmente eliges desde el amor. Puedes compartir tu reflexión en los comentarios o guardarla en tu cuaderno personal. No se trata de lo que escribes, sino de lo que descubres mientras lo haces.
