Dejar el disfraz: recuperar tu autenticidad

A veces creemos que para ser queridos necesitamos adaptarnos, usar disfraces, mostrar personajes que encajen mejor con lo que otros esperan de nosotros. Y durante un tiempo, puede que así haya sido: esos disfraces nos protegieron, nos dieron seguridad en un mundo que pedía otra cara.

Pero lo que antes fue refugio puede convertirse en una jaula. Crecer también significa preguntarse si aún hace falta seguir escondido o si, en realidad, ha llegado el momento de volver a mostrarse tal cual somos.

Esta frase lo resume con claridad:

“A veces, para ser queridos, aprendemos a usar disfraces.”

Y ahora, antes de seguir, piensa:
¿Qué personaje de tu vida estás listo para dejar atrás, para recuperar tu versión más auténtica?

Un ejemplo sencillo: alguien que siempre fingía estar bien para no preocupar a los demás. Un día decidió compartir su tristeza con un amigo cercano y descubrió que eso no lo hacía débil, sino humano. Ese gesto abrió la puerta a una relación más sincera.

Escribir algo así en tu diario puede ayudarte a reconocer qué roles estás dejando atrás y cómo eso te acerca a tu verdadero yo. Puedes compartir tu reflexión en los comentarios o guardarla en tu cuaderno personal. No se trata de lo que escribes, sino de lo que descubres mientras lo haces.


Un regalo para ti

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