Cuando poner límites te convierte en el problema

A veces creemos que mientras más nos adaptemos, más paz habrá a nuestro alrededor. Y durante un tiempo parece funcionar. Pero cuando decides marcar un límite y dices “hasta aquí”, algo cambia: de pronto dejas de encajar en el guion que otros habían escrito para ti.

Esta frase lo dice con claridad:

“Cuando te haces respetar, empiezan a llamarte problemático.”

Respetarse no significa atacar ni romper vínculos sin sentido, significa cuidar de uno mismo con dignidad. Y aunque eso incomode a los demás, también abre la posibilidad de relaciones más honestas y auténticas.

El respeto propio no es un problema, es una forma de recordarte que vales lo suficiente como para no aceptar menos.

Y ahora, antes de seguir, piensa:
¿En qué parte de tu vida sientes que poner un límite te ha hecho parecer el problema?

Un ejemplo sencillo: alguien que siempre decía sí a todo en el trabajo, hasta que un día pidió no responder mensajes fuera de horario. Al principio lo llamaron conflictivo, pero con el tiempo entendió que había recuperado un espacio de descanso que necesitaba para seguir siendo él mismo.

Escribir algo así en tu diario puede ayudarte a reconocer dónde estás entregando demasiado y qué espacio te pertenece. Puedes compartir tu reflexión en los comentarios o guardarla en tu cuaderno personal. No se trata de lo que escribes, sino de lo que descubres mientras lo haces.


Un regalo para ti

También puede interesarte

Deja una respuesta